lunes, 15 de noviembre de 2021

No cedas tu energía en Diciembre

 Como siempre les comparto, nuestra verdadera naturaleza es energética.  Somos un cuerpo energético, vibrando a una frecuencia tan lenta que se densifica para crear la realidad material a través de la cual podemos experimentar el mundo físico y sus aprendizajes sensibles.

Sin embargo, este "cuerpo físico" se sostiene en virtud del flujo energético con el que interactuamos permanentemente, seamos conscientes o no de tal intercambio.

Siendo así las cosas, nuestra interdependencia con el mundo que nos rodea es total y absoluta.  

El planeta Tierra es un cuerpo energético mayor, que nos contiene y que marca el ritmo dentro del cual nuestra energía se mueve.

Ancestralmente, las culturas se desarrollaron en sintonía con los pulsos naturales del territorio que ocuparon.  Dinámica que garantizó la salud, el bienestar, la prosperidad y la armonía para todos los miembros de la comunidad.

Sin embargo, la colonización territorial, cultural y espiritual del hemisferio norte ha roto este flujo vital al introducir un ciclo de actividades que desconoce y desobedece las leyes naturales del equilibrio de la Vida.

En nuestro hemisferio sur, desde finales de octubre, la energía puesta en el foco de nuestros proyectos, en el desarrollo y logro de nuestros sueños se desdibuja en el "cierre del año" las vacaciones y el "descanso".  Lo cual lleva a invertir toda la fuerza vital que la naturaleza nos ofrece en actividades de distracción, relajación y distención.  Y pensar en "trabajar duro" para alcanzar nuestros objetivos se percibe como una sobre-carga física, emocional y mental.

Y es totalmente lógico, viniendo de un período tan desgastante como el que atravesamos, año tras año.  Donde durante toda la época de baja energía disponible en la naturaleza; que se hallaba en su proceso de letargo y descanso para la regeneración de la fuerza vital; nuestra dinámica socio-cultural nos ha exigido un sobre-esfuerzo energético para desarrollar actividades que nos acerquen a nuestras metas y objetivos.

Es por ello, que este año te invito a sentarte y reflexionar sobre esta situación, a fin de que puedas encontrar una manera personal de disponer tu propia dinámica interior de tal modo que año tras año logres pulsar un poco más en sintonía y armonía con la Tierra que te sostiene y te nutre.

Somos conscientes, tú y yo, que es poco probable que en el futuro cercano podamos modificar el contexto externo de la dinámica social en la que vivimos.  Sin embargo, tenemos muchas posibilidades de cambiar nuestro mundo interior.  Para ello, lo principal es tomar consciencia de la situación actual. A partir de ella, paulatinamente podemos ir modificando acciones, conductas y hábitos que nos acerquen a una mayor sintonía con el pulso de la Naturaleza.

Así, por ejemplo, lo primero que se presenta como vital es la manera en que me paro ante esta realidad.

Si tomo consciencia de que en estos meses es cuando tengo disponible toda la energía de la Tierra para madurar los frutos: es decir, nutrir y energizar aquellas metas con las que he soñado durante el invierno y la primavera.  Es ahora cuando más atención he de brindarles para que alcancen la madurez justa a fines del verano y pueda cosecharlas a principios del otoño para que me alimenten durante el invierno.

He allí la verdadera dinámica del ciclo natural de la Vida, que garantiza el bienestar, el equilibrio y la armonía.

Porque, invirtiendo mi energía, atención, voluntad y tiempo en que mis frutos maduren en este tiempo estival, es como trabajo, consciente y decididamente en la garantía de poder entregarme al tiempo del descanso invernal con total confianza y seguridad, porque sabré que dispongo de los recursos necesarios para transitar segura y a salvo el silencio, la quietud y la oscuridad.

Desde EnterArte te invito a vivir los ciclos de la Naturaleza de manera que te permitan creSer y dar al mundo la Luz de tu esencia.






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