En Septiembre, en el Hemisferio Sur, cruzamos el tiempo del reposo a la expansión. Para ello cruzamos el umbral del Equinoccio de Primavera: el Coya Raymi Killa de los Pueblos Andinos.
Es un período de purificación. Un tiempo de conexión con la Fertilidad y la Fecundidad, un tiempo profundamente Femenino. Íntimamente ligado a la Luna, y a su danza en el cielo con la cual señala a la comunidad el tiempo de cultivo en el vientre de la Madre Tierra.
El Coya Raymi Killa honra la llegada del tiempo de siembra. En conexión indisoluble a la Ceremonia de la PachaMama, donde la comunidad ofrece alimento, sueños y gratitud a la Madre Tierra precisamente en acto consciente de propiciar la Fertilidad que redundará en una vida segura y plena en la temporada estival.
Así, acompasando nuestros pasos a la Madre Tierra, a la Hermana Luna, caminamos los senderos que nuestras ancestras marcaron. Y tomamos de ellas la Fuerza, la Sabiduría y el Entendimiento que nos enraíza, dándonos sentido, propósito e intención.
Ingresar a este Tiempo de Siembra y Germinación nos pide purificarnos, aligerando nuestros cuerpos denso y sutiles de todas aquellas pieles muertas que dejó el tránsito invernal.
Si hemos recorrido con profundidad y consciencia el Invierno, hemos de tener ya compostadas nuestras hojas desprendidas en el otoño anterior. Es tiempo de bañarnos bajo las primeras lluvias de primavera, soltando lo que ya pereció para que se asiente en el suelo y desde allí nutra y sostenga una nueva espiral de Vida.
Aquí te comparto una sugerencia de Meditación para prepararte para cruzar este umbral:
1. Sentada, en una posición cómoda, conecta con tu respiración.
2. Cuando sientas tu interior sereno y acompasado recorre tu interior con amorosa predisposición, identificando las emociones que te habitan. Evita los juicios.
3. Una vez identificadas las emociones displacenteras, elige una y sostenla hasta que puedas escuchar de dónde viene y qué necesita.
para más información puedes escribir a:
yakuenterarte@gmail.com