Es en ese pulso vital donde acontece la magia de VIVIR.
La cultura moderna es una exaltación desproporcionada de un aspecto en desmedro del complemento vital.
En este tiempo natural de Equinoccio la Madre Naturaleza nos llama a la observación del pulso armonioso que garantiza el equilibrio.
Equinoccio es un punto de perfecta equidistancia, dentro de la espiral anual de la danza de la Tierra alrededor del Sol. Un momento en la dinámica donde luz y oscuridad se equilibran, donde ceden a la tensión para encontrarse en el punto medio. Un espacio de balance que permite la recalibración para dar los pasos que siguen.
Dentro de nuestra vida humana moderna estos tiempos han caído en el olvido. La exaltación de la luz, el dinamismo productivo, el crecimiento permanente, el ascenso y el avance son las únicas variables que se consideran como deseables para una vida de éxito.
Sin embargo, el devenir histórico nos está demostrando que esa fórmula esconde una falacia peligrosa.
Es antinatural en su más literal expresión. El crecimiento sin decrecimiento, el ascenso sin descenso, el avance sin pausa ni retroceso, la luz sin oscuridad son galimatías que atentan contra nuestra naturaleza vital.
En estos tiempos extremos que nos abrazan, rendirnos a la naturaleza sagrada del descenso, de la entrega, del desapego para abrirnos a la regeneración de la fuerza vital es la oportunidad que aún nos susurra la Ciclicidad de la Vida, desde cada célula que guarda en sí misma la memoria ancestral que heredamos, aún sin quererlo.
💫YakuTakyn💫
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